Por Dionisio Soldevila / Periódico Hoy - 01 de junio, 2020 - Artículo Original |
Cuando un prospecto dominicano firma para el profesionalismo, siente que se abren las puertas para salir de la pobreza y lograr el bienestar para él y su familia.
La posibilidad de hacer cumplir sus sueños parece hacerse realidad.
Pero ante el panorama de incertidumbre que se vive en el béisbol por la pandemia COVID-19 y los cientos de despidos de jugadores de ligas menores que se han producido desde la semana pasada, el sueño parece estar más cerca de convertirse en pesadilla.
La situación fue descrita a la perfección por Wendell Rijo, jugador de ligas menores de los Bravos de Atlanta, quien tuvo un mensaje profundo para sus compañeros peloteros ante esta crisis.
“Lo que está pasando en ligas menores es devastador, sé lo difícil que debe ser perder tu trabajo en estos momentos. No debe ser fácil mis hermanitos, pero sí les puedo decir que Dios no se queda con el sudor y las lágrimas que han derramado. Sus bendiciones vendrán, recuerden que hay un Dios que existe que está cerrando una puerta, pero les prometo que les abrirá muchas más solo si mantienen la fe y no pierden el deseo de ser alguien en esta tierra”, escribió Rijo en su cuenta de Instagram @wendellrijo.
Desde la semana pasada, cientos de jugadores han sido despedidos de ligas menores, donde probablemente no se juegue este año debido a la pandemia y a la imposibilidad de celebrar partidos con público.
Los jugadores despedidos se encuentran en una complicada encrucijada ya que al no existir otras ligas a las que puedan ir a jugar en Estados Unidos, sus chances para ser contratados nuevamente se hacen escasos. Hasta la fecha, solo los Mellizos de Minnesota y los Reales de Kansas City se han comprometido con no despedir jugadores de ligas menores y seguir pagándoles US$400 semanales hasta el 31 de agosto por lo menos. Se ha especulado que hasta mil peloteros de ligas menores podrían quedarse sin trabajo por los despidos masivos y de ese grupo un alto porcentaje serán peloteros dominicanos.
Así de tristes el caso.
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