Ramírez da señales de mejoría cuando restan casi dos meses.
En Peravia, apenas 19 kilómetros separan el Nizao donde nació y reside cuando está en el país Ketel Marte y el Baní de
José Ramírez, aunque el balance entre uno y otro con el madero este curso lo separan cientos de millas.
El desempeño de julio indica que Ramírez ha salido del laberinto ofensivo de cinco meses (empezó en agosto pasado), un retraso que lo dejó atrás de la estirpe con la que se tuteó entre 2017 y 2018 (Mike Trout, Mookie Betts, Aaron Judge).
Ramírez, que comenzó el ombligo del año bateando .216/5 HR/30 CE, este mes acumula promedio de .317 (60-20), con cinco cuadrangulares, 16 vueltas producidas y un slugging que dobla el mejor de los últimos cinco meses (.651). Ya tiene 1.0 WAR.
Las mentes que mejor entienden la sabemetría se drenaron el cerebro buscando explicaciones al bajón sin encontrar resultados contundentes en la profundidad de ese Big Data.
Fue tanto lo que desmejoró el antesalista que su wRC+ terminó en 2018 en 146 y este curso va en 79. Es decir, el año pasado aportaba un 46% más que el jugador promedio y este contribuye un 21% por debajo de la media de la liga.
Ahora, Ramírez tiene la oportunidad en poco más de dos meses de no encabezar el mayor descalabro interanual medido en victorias sobre jugador reemplazo (WAR), esa estadística de última generación que busca resumirlo todo en un número.
Un análisis de The Sports Daily, del USA Today, encontró que desde que las temporadas fue extendida a 162 partidos (1961) ningún jugador ha bajado desde un año a otro una producción en 8.0 WAR (las que totalizó Ramírez en FanGraphs en 2018) para el siguiente, como proyectaba el criollo antes de este acelerón más reciente.
The Sports Daily encontró 25 casos donde la manufactura bajó hasta seis WAR entre una zafra y otra y solo dos sufrieron un desempeño tan catastrófico para ceder hasta siete: Adrian Beltré y Carl Crawford.
El ex antesalista criollo bajó de las alturas del Everest a la profundidad del Mar Muerto a mediados de la década pasada. En 2004, su última campaña con los Dodgers, Beltré acumuló 9.7 WAR en una zafra de .334/48 HR/121 CE, segundo en la carrera para el Jugador Más Valioso, detrás de Barry Bonds.
Pero al año siguiente, tras pactar un acuerdo de cinco años y US$64 millones con los Marineros, sus números se desplomaron a un modesto .255/19 HR/87 CE y 2.4 WAR. Beltré pudo girar a tiempo y en los siguientes 13 años adornó una carrera que debe llevarlo a Cooperstown en 2024.
Crawford tenía 28 años en 2010 y siete All Star cuando acumuló 7.8 WAR para los Rays. A su promedio de .307 lo engalanó con el liderato de triples (13), 19 jonrones, 90 vueltas remolcadas, 47 bases robadas, 30 dobletes y 46 boletos.
Unos números que encantaron a los Medias Rojas, que les garantizaron US$142 millones por siete años (2011-2017), aunque la operación resultó tan desastrosa que cobró el último año en su casa, ya que los Dodgers (que lo adquirieron en 2013) no encontraron a quien transferirlo.
Ese 2011 del llamado La Tormenta Perfecta fue uno de .255, con un horrible OBP de .289, bajó el número de estafa a 18, pegó 11 cuadrangulares y remolcó 56 con 0.3 WAR. En lo adelante nunca fue ni la sombra de ese pelotero de cinco herramientas que encantó con los Rays.
Los números generales de 2018 presentan a un
José Ramírez finalista al MVP con Betts y Trout, pero agosto y septiembre fueron meses de jugador nivel reemplazo. Allí se fue de 186-39 (.210), con siete vuelacercas y 27 remolcadas. Una hemorragia que siguió en abril de este año (.191), dio señales de mejoría en mayo (.245), pero volvió a caer en junio (.216). Con el empuje de julio ha mejorado a una línea de .232, con 10 HR y 46 producidas.