Cuando a
José Ramírez no lo querían ni para utilizado como relleno por chiquito, de su padre José Báez escuchaba las palabras de aliento que necesitaba.
“No te apures, mijo, que tú va’ a ser pelotero”, le decía Báez, quien jugó a nivel amateur, para que no bajara la cabeza ni el entusiasmo.
“Sí tú quieres llévatelo que él aquí no tiene chance. Es muy bajito”, le advirtieron sin rodeos los entrenadores de un programa que hay en Villa Majega, Baní, el barrio donde nació y se crió el jugador de 5´8 de estatura, cuando el tutor reclamó que le pusieran más atención y dispensaran mejor trato.
Las cosas comenzaron a cambiar ligeramente cuando Enrique Soto lo acogió en el programa que tiene en el Estadio Cucurucho de Peravia, donde lo ofertaba diciendo que iba a ser mejor que Erick Aybar. Los buscones y scouts se reían de él y ni para allá miraban.
“Me rechazaron mucho por chiquito. Fueron cosas que no me las llevé a la mente. Lo que ellos decían me entraba por un oído y me salía por el otro”, manifiesta el hoy estelar intermedista de los Indios de Cleveland.
Las actuaciones que para esa época, 2008 y 2009, registraban los torpederos Rafael Furcal, sobre todo, José Reyes y Miguel Tejada, así como lo realizado por el jardinero Luis Polonia, quienes no tienen las medidas que predominan en estos tiempos, le servían de motivación para seguir tratando de cristalizar su sueño de ser pelotero profesional.
“Yo decía ‘pero si ellos pueden, ¿por qué yo no?’ y me mantenía trabajando más fuerte”, revela “Enriquito”, diminutivo de su segundo nombre con el que le llaman sus más allegados.
Es así como un buen día del 2009, en un “try out” realizado en el complejo de los Indios de Cleveland, en Baseball City, Ramón Peña, jefe de scouts para América Latina de esa organización, le echa el ojo y lo coloca a un lado: “(Quédate ahí que ya tú estás firmado)”.
Ya Peña, responsable de las firmas de 56 jugadores que llegaron a Grandes Ligas, le había dicho a su asistente Félix Nivar que Soto no sabía que Ramírez era el mejor prospecto que había en el grupo que ese día exhibía.
Acto seguido, se llevó a Soto detrás de los jardines para apartarlo de otros escuchas que también buscaban talentos.
Le preguntó por otros jugadores para no mostrar interés en el que realmente quería y sabía firmaría.
José Ramírez venció el desprecio de los scouts
El jugador se ha establecido como un estelar de Grandes Ligas
Enrique Soto estaba promoviendo al torpedero Martín Teilón Peguero y al receptor colombiano Jorge Alfaro. Por el primero pedía tres millones de dólares y millón y medio por el último.
“Él me habla del siore y yo le hablaba del catcher, pero en la mente mía estaba el segunda base (Ramírez)”, relata.
Fijó su precio en 300 mil, pero como suspuestamente no había mucho interés en él, Peña le decía “pero es que tú estas loco”.
Soto comenzó una escala descendente y ante el rechazo terminó ofertándolo en 50 mil.
“Trato hecho”, exclamó Ramón. “Le di la mano de una vez”.
En ese momento se acercó el scout de Minnesota, Fred Guerrero, también con intención de firmarlo, pero ya era tarde.
“¡C...! ¡es que ustedes son muy lentos, ya Ramón Peña acaba de firmarlo!”, le reprochó Soto molesto debido a que estaba consciente de que pudo haber hecho un mejor negocio que el realizado con este experto firmando jugadores por bajos bonos que luego llegan y se destacan en las Grandes Ligas.
Al veterano escucha le llamó su atención el buen bateador que era Ramírez a cualquier lado del plato y el gran dominio que tenía de los fundamentos del juego.
“Él jugaba la pelota como un veterano”, recuerda sobre Ramírez, quien en la pasada temporada tuvo registro de .318-29-83 y 56 dobles, líder en el Gran Circo, finalista en los premios por el Guante de Oro y tercero en la carrera por el de Jugador Más Valioso.
“El muchacho sabía jugar béisbol y se me hacía difícil
José Ramírez, el intermedista regular de los Indios mientras respondía preguntas en el Café Deportivo de LISTÍN DIARIO. THOMÁS PAREDES/LISTÍN DIARIO a mí firmar a un muchacho de 17 años que jugara así”, lo cual le llevó a dudar de su edad, pero cuando vio su “carita” y conoció a Xiomara, la madre de éste, muy joven y quien lo tuvo a la edad de 14 años.
“Yo firmé a José Lima y a Ruddy Pemberton por dos mil dólares; a Juan Encarnación por tres mil; a Danny Bautista y
Fernando Rodney por cuatro mil; a Francisco Cordero por seis mil, y a
Ramón Santiago por siete mil, entre muchos peloteros que he firmado”, resalta. Con ello se cumplió la máxima de que el bono no hace al pelotero.
Lamenta que a Héctor Caro (“que me salió caro”) lo fichó por 1.1 millones y se quedó en el camino.
“Caro duró tres años en la Liga de Verano y no dio ni un jonrón a pesar de que medía 6’3 y pesaba 235 libras”, recuerda con una sonrisa”.
Su actuación le valió 300 mil dólares en bonos
RECIBIÓ 150 MIL POR SU TERCER LUGAR EN VOTACIONES DE JMV DE LA AMERICANA
En las Grandes Ligas, no solo del salario vive el pelotero, si no también de los bonos por actuación que son incluidos en las negociaciones de los contratos entre los equipos y los agentes.
Y a
José Ramírez le fue muy bien tras su destacada participación con los Indios de Cleveland en la pasada temporada de las Ligas Mayores. Así lo reveló en una visita de cortesía a la sección El Deporte de LISTÍN DIARIO.
Por llegar en el tercer lugar en la carrera por el Jugador Más Valioso, el nativo de Baní se “enbolsilló” un bono por un valor de 150 mil dólares.
El premio terminó en manos del venezolano José Altuve, de los campeones Astros de Houston, mientras que el segundo lugar fue para Aaron Judge, de los Yankees de Nueva York.
Con la conquista del bate de plata como defensor de la tercera base, el dominicano Ramírez logró un premio extra en metálico de 50 mil dólares.
En 152 partidos de serie regular, el bateador de ambas manos encabezó las Grandes Ligas con 56 dobles, bateó para un promedio de .318 con un OPS de .957, 29 cuadrangulares, 83 carreras remolcadas y 107 anotadas.
Por su selección para integrar la escuadra de la Liga Americana para el Partido de
Estrellas, el jugador de baja estatura (5-9), pero gran corazón tuvo un sobre premio de también 100 mil dólares, la misma cantidad por la que fue firmado por Ramón Peña en el año 2009.
En total, en bonos acumuló 300 mil dólares en bonos, más un dinero extra que percibirá por participar en postemporada. Cleveland solo estuvo presente en una serie de playoff, la cual perdió en 5 juegos ante los Yanquis.
Sus 91 extrabases fueron la segunda mayor cantidad en la historia para un bateador de ambas manos. Se convirtió en apenas el 19no. pelotero que pega al menos 56 dobletes en una campaña. Su OPS es el más alto en una estación para un jugador que haya hecho al menos 60 apariciones tanto en la segunda como en la tercera base.
Al final de la temporada, además, fue incluido como bateador designado en el equipo Todos
Estrellas de las Ligas Mayores seleccionado por la publicación de Baseball America y fue uno de los tres finalistas para el Guante de Oro como tercera base.
Ramírez trabajará su físico otra vez en EU
Una semana después de haber terminado la temporada, no de la manera que hubiera querido,
José Ramírez inició su preparación para la del 2018.
Los buenos resultados que acaba de cosechar el pequeño antesalista de los Indios de Cleveland, le han confirmado que físicamente debe llegar lo mejor posible a los campos de entrenamientos para poder encarar ocho meses jugando béisbol.
El pasado año fue por vez primera a un centro de entrenamiento a Sarasota, Florida, y los resultados están a la vista de todos.
En el 2016, como utility, Ramírez se ganó un puesto como regular y respondió a la confianza depositada por Terry Francona jugando buena defensa y bateando .312, con 11 cuadrangulares, 46 dobles y 76 remolcadas.
Mejoría
Este año, en la misma cantidad de partidos, mejoró notablemente sus números. Tuvo average de .318, los jonrones casi los triplica (29), los dobletes aumentaron de 46 a 56, los triples de tres a seis y las empujadas de 76 a 83.
“Te preparan bien el físico y te ayudan con la dieta”, destaca en enrebista concedida en el Café Deportivo de LISTÍN DIARIO, donde estuvo acompañado por los scouts que le firmaron (Ramón Peña y Félix Nivar), su hermano José David, un torpedero de 15 años de quien vaticina que será una estrella, así como por su primo Luis Báez, su amigo de infancia Robeto Mañán González y por Wilson Amador, un lanzador que este año jugó a nivel de Clase A corta con la organización de los Astros de Houston.
Indicó que ya está trabajando con las pesas en su natal Baní, pero que a principio de enero viajará a Sarasota porque allí tiene menos distracciones y se enfoca mejor en ese importnte aspecto.
Su decisión de priorizar el trabajo físico le ausentará por segunda campaña consecutiva de los Toros del Este, equipo que más que nunca precisa de su servicio. Los Toros ocupan el sótano con foja de 9-16 (no incluye el encuentro de ayer contra el
Escogido).
Dijo que por esa razón no tienen pensado vestir el uniforme del conjunto romanense, con el que no juega desde la temporada 2015- 2016, cuando promedió justamente .300 en 13 choques.
Premiado en tercera, pero se siente más cómodo en segunda
José Ramírez ganó el bate de plata como antesalista en la Liga Americana. Fue finalista para el Guante de Oro, el premio defensivo para los mejores, en la tercera base. Pero esa ni siquiera es su mejor base.
“Mi posición natural es la segunda base”, dice Ramírez en su visita a la sección El Deporte de LISTÍN DIARIO junto al buscatalentos Ramón Peña, el encargado de su firma en el año 2009.
Ramírez comenzó la temporada como antesalista, pero cuando Jason Kipnis sufrió una lesión en el músculo de la corva, los Indios lo colocaron en la lista de incapacitados por 10 días y cambiaron al dominicano para cubrir la intermedia por el resto de la campaña.
Fue seleccionado por el voto de los fanáticos como el titular en la tercera base para el Partido de
Estrellas.
En 88 partidos y 736.2 entradas como defensor de la antesala tuvo un porcentaje de fildeo de .972 con 146 asistencias, seis errores y 23 doble matanzas en 231 oportunidades.
En la segunda base vio acción en 71 encuentros y 577.1 innings en los que compiló un fildeo de .980 con 170 asistencias, seis errores y 55 doble plays durante 294 chances.
Resaltó que tiene una gran relación en el terreno con el torpedero boricua Francisco Lindor, a quien definió como un excelente defensor y con el cual se siente cómodo por haber hecho combinación de siore y segunda en las ligas menores.
“Me siento muy satisfecho por la labor que realice en el lado defensivo”, agregó Ramírez quien atribuyó su buena actuación a la experiencia acumulada y la buena preparación en la temporada de receso.
Fue candidato a ganar el Guante de Oro en la tercera base, pero no dejó de reconocer la dificultad por el hecho de que los batazos de los derechos de poder llegan con mucha potencia y rapidez a la llamada “esquina caliente”.