Los habitantes de la provincia
La Romana, al igual que los de El Seibo, Hato Mayor y La Altagracia siempre han sido muy buenos fanáticos del béisbol, independientemente de que no tuvieran equipos representativos en sus comunes cabeceras.
Durante décadas se mantuvieron apoyando por lo regular al combinado de su región las
Estrellas Orientales. O si no apoyaban a los
Tigres del Licey o
Leones del Escogido. En pocas palabras, las simpatías estuvieron dispersas durante mucho tiempo.
Los romanenses, ya para inicios de la década de los 80 del siglo XX entendían que merecían tener un equipo local en los torneos de béisbol dominicano, en ese sentido la gobernación de
La Romana les dio todo su apoyo.
Las condiciones estaban sembradas para ello,
La Romana contaba con el principal emporio azucarero del país que es el Central Romana Corporation, razones suficientes para ser poseedores de una franquicia beisbolera. Esta llevaría por nombre Azucareros del Este.
La Ley 411 aprobada en ambas cámaras legislativas del Congreso junto al decreto presidencial 1300, promulgado por el presidente de la República Salvador Jorge Blanco, fue una realidad y ya para la campaña 1983-84 los Toros del Este junto a los Caimanes del Sur (desaparecidos) hicieron su presencia en el béisbol invernal dominicano.
La noche del 20 de octubre de 1983 fue la fecha en que los Toros del Este jugaron su primer partido en su parque el estadio Francisco Michelli ante los
Leones del Escogido. Más de 8 mil aficionados se dieron cita a aquel memorable juego. El gobernador provincial de
La Romana, Jean Giraldi, tuvo a su cargo el discurso inaugural donde agradeció al mandatario Salvador Jorge Blanco haber logrado que del sueño se pasara a la realidad.
Para fortuna de la gran afición romanense que colmó el estadio, los Toros ganaron ese partido con marcador de 10 vueltas a 3.
El primer presidente de este conjunto fue el doctor Otto Goico y su relacionador público Christian Lugo.
Dos temporadas más tarde (1984-85) los Azucareros alcanzaron su primer pase a una serie final al medirse a los
Tigres del Licey donde el equipo capitalino venció al de
La Romana en cinco partidos (4-1).
La temporada regular 1986-87 es recordada por la afición taurina como aquella en que los Toros ganaron su primera serie regular con récord de 27 victorias y 19 reveses aunque posteriormente fueron eliminados en la semifinal o Round Robin.
La segunda ocasión en que los bovinos ganarían otra serie regular ocurriría en el torneo 1990-91 con marca de 26 – 22. En el Todos contra todos fueron eliminados con suma facilidad por sus adversarios Leones, Tigres y
Águilas. Apenas ganaron 5 partidos.
Repitieron la misma proeza al año siguiente con récord de 26-22 y aunque en el Round Robin se quedaron cortos, mejoraron significativamente al ganar 8 partidos.
La campaña 1992-93 fue espectacular y al mismo tiempo digna de reconocimiento para el conjunto de
La Romana. Clasificaron en la cuarta posición de la vuelta regular al vencer dramáticamente a los
Leones del Escogido en un decisivo choque por la definición de ese lugar. Luego en el round robin hicieron maravillas sobre todo en la última etapa de ese playoff clasificatorio. La historia es digna de recordar. Ya a leguas se sabía que las
Águilas Cibaeñas iban a pasar a la serie final, empero los liceístas, confiados de que también llegarían les sucedió lo que menos esperaban: El
Licey estaba disputando la segunda posición y hubo un hecho que marcó negativamente a los Tigres y positivamente a los Toros. En un partido nocturno entre Tigres y Toros (en el estadio Quisqueya) en que los primeros estaban ganando 6 vueltas a 0, los romanenses vinieron paulatinamente de atrás y un dramático jonrón del veterano Denio González con el juego 6-3 empató el score 6-6. La afición liceísta no quería creer lo que estaba mirando, no entendían nada. El partido fue más dramático aún y traumático para los azules. En la novena entrada con dos outs y las bases llenas (Tigres ganando 7-6) otro veterano,
Domingo Michell conectó un hit corto al jardín derecho, empujador de dos vueltas, que viró el score 8-7 a favor de los Azucareros. En el cierre de ese noveno episodio los Toros le hicieron los tres outs a los bengaleses y se fueron un juego arriba sobre estos en la lucha por el segundo puesto.
No todo terminaba ahí, en la última fecha los Tigres pudieron vencer a los Toros en la Capital y provocaron un empate a 10 victorias lo que obligaba a jugar un choque decisivo para determinar quién pasaba a la serie final. Ese juego no sería jugado en
Santo Domingo, sino en
La Romana. Los ánimos de uno y otro bando estaban caldeados. Sucedió de nuevo el milagro, los Toros nuevamente lo consiguieron, vencieron al
Licey una vuelta por cero, con una magistral labor del lanzador José Ventura quien los blanqueó en nueve entradas. Todo fue un pandemoniun en
La Romana luego de que Ventura ponchase al último bateador de los Tigres, Silvestre Campusano. Los Toros, en tan solo 9 años de existencia, habían conseguido llegar a otra serie final.
En la final ante las
Águilas pactada a un 7-4 los Toros perdieron los primeros tres partidos sin embargo triunfaron en los juegos cuarto y quinto hasta que finalmente perdieron el campeonato en el Francisco Michelli el sábado 30 de enero 1993.
En la posterior temporada (1993-94) los Azucareros fueron al Round Robin y, aunque no llegaron a la final, le disputaron una gran batalla a los
Tigres del Licey por el segundo puesto finalista.
Pero ya la suerte y el esfuerzo estaban echados. Desde 1990 los Toros venían forjando en base a un núcleo de jugadores jóvenes de mucha valía una mística ganadora. La cohesión, unidad y armonía fueron el buque insignia de ese progreso y el momento climax tendría que llegar, lo que en efecto sucedió en la estación 1994-95.
Es posible que mucha gente hoy crea que aquello del título de los Toros el 30 de enero de 1995 haya sido pura casualidad, un “chepazo” como dirían en lenguaje dominicano. No fue así y yerran los que creen eso. Todo fue un esfuerzo mancomunado cuyos protagonistas fueron gerencia, jugadores e integración de los fanáticos. Un proceso que iba a desencadenar en la excelencia. Y eso fue, los Azucareros venían trabajando por la excelencia desde la campaña 1990-91; nunca se desanimaron, ni se frustraron, ni se dispersaron. No renegaron de la armonía, la cohesión y la mística que venían desarrollando. Andújar Cedeño,
Domingo Cedeño, Julián Yan, Jovino Carvajal, José Ventura, Antonio Alfonseca más la entrega total de los importados Jerry Brooks, Todd Holandsworth y la sapiencia del dirigente Art Howe fue el engranaje final para que los Azucareros que habían ganado la serie regular con marca 29-19 y luego avanzaran al Round Robin y posteriormente a la serie final, terminaran batiendo a las favoritas
Águilas del Cibao en seis partidos.
La noche del 30 de enero de 1995 Antonio (El Pulpo) Alfonseca venció a las
Águilas por blanqueada 2-0 y
La Romana junto gran parte de la región Este festejó ese campeonato por varios días.
Los Toros han sido el único equipo de expansión (ni siquiera los
Gigantes del Cibao) que han representado al país en una Serie del Caribe.
En la Serie del Caribe efectuada en San Juan Puerto Rico, los Toros quedaron en segunda posición, solo detrás de los Metros de San Juan que se titularon campeones.
Dos años después (temporada 1996-97) los Toros estuvieron a punto nuevamente de llegar a la final pero en un maratónico partido en
La Romana, decisivo para avanzar, sucumbieron en 14 entradas ante los
Leones del Escogido 6-2.
El receso por dos años
El paso del ciclón George fue tan devastador en
La Romana y
San Pedro de Macorís que tanto Toros del Este como
Estrellas Orientales tuvieron que recesar durante la temporada beisbolera 1998-99. En el caso de los Toros fueron dos las temporadas que no jugaron, 1998-99 y 1999-00. ¿Y por qué el equipo de
La Romana tampoco jugó en la campaña 1999-2000 si lo del huracán George había sido en 1998? La respuesta la tuvo el Central Romana Corporation que decidió construirles casas a sus trabajadores (obreros) en lugar de reparar el estadio Francisco Michelli.
Un regreso de fracasos
Los Toros vinieron con nuevos bríos para los torneos 2000-01 y 2001-02, pero en los Round Robins de esos años apenas ganaron tres juegos en el primero y tan sólo uno en el segundo. En la campaña 2002-03 lo más que pudieron hacer fue ganar 16 partidos perdiendo 34 y quedando en la última posición de la serie regular.
En la estación 2003-04 tuvieron récord de 26 -24 y clasificaron al Todos contra Todos. En éste solo ganaron un partido y volvieron a ser la gran vergüenza como en el 2002.
En los Round Robins del 2005-06 y 2006-07 no tuvieron mucho que mostrar.
La mística empieza de nuevo
Las cosas tomaron otros rumbos para el torneo 2008-09. Los Toros, que no fueron dados favoritos, alcanzaron la segunda posición de la serie regular con 28 victorias y 22 reveses. Solo los
Gigantes del Cibao con marca de 30-20 estuvieron por encima de ellos. En el Round Robin ocurrió algo inusual desde hacía mucho tiempo, las
Águilas Cibaeñas jugaron de manera pésima, su peor récord en eliminatorias (2-16) desde el nacimiento del formato Todos contra Todos en 1987.
Los Azucareros batallaron fuertemente en el Round Robin y aunque fueron eliminados en un juego de desempate en
San Francisco de Macorís por los
Gigantes del Cibao, la demostración y empuje del conjunto romanense fue causa de reconocimiento por toda la prensa nacional.
En muchos aspectos los Toros fueron el mejor equipo de esa temporada. El dirigente del año recayó en Dean Treanor, el cerrador con más salvamentos fue el veterano Julio Mañón con 14, en pitcheo colectivo dominaron la liga con efectividad de 4.71, el mérito de haber sido el único conjunto que ganó todos sus juegos de extrainnings en la serie regular, tuvieron los prospectos más sensacionales:
Ricardo Nanita y
Víctor Mercedes y la mejor promoción beisbolera de esa campaña “Aquí to’ somos Toros, y el que no, que se mude”.
Hay que destacar que durante toda esa temporada el estadio Francisco Michelli fue el que promedió la mejor asistencia con una media de 8 mil fans por partido.