El pasado domingo mientras veía el último partido de béisbol de esta temporada, entre Las
Águilas Cibaeñas y Los Toros del Este, saqué un rato para salir a las gradas del estadio, mientras estaba allí, pase por Don Ham y aunque casi nunca como Hamberguer, pues soy un hombre más inclinado al Mangu Power, pedí una hamburguesa y mientras esperaba que la prepararan estuve un rato hablando con Carlitos Pichardo y su esposa Cristina Canela. Aunque tocamos varios temas, la conversación finalmente tuvo que girar a un sólo tema: Que le paso a Los Toros, en esta temporada. Interrogante la cual, creo que en este momento esta pululando por la mente de todos los fanáticos taurinos, los cuales se resisten a creer que tan pronto se hayan apagado las luces del Estadio Micheli, y sólo se escucha un sólo lamento en la fanaticada: Ay, que Toros.
Una de las cosas más difíciles que se puede lograr en un equipo de pelota es ganar un campeonato. Hay una serie de variables que deben conjugarse para usted poder lograr ganar una corona en cualquier deporte y si es en el béisbol mucho más. Se puede contratar el mejor personal disponible, se puede gastar la mayor cantidad de dinero en la estructuración del conjunto y eso no le garantiza a uno el triunfo. Las lesiones se lo pueden impedir. El mal manejo del personal también. La indisciplina. La falta de una adecuada motivación para los jugadores. El hecho de que el equipo no tenga una buena química también. El ejemplo más palpable de ello, lo tenemos en el equipo Dominicano que gano la más reciente versión del Clásico Mundial del Béisbol, si usted compara los equipos que nos representaron en las dos versiones anteriores, eran mejores conjuntos que los de esta oportunidad. Sin embargo, el de este año gano de manera invicta, porque lograron tener una mayor química, una mayor armonía entre todos sus integrantes que estaban entregados en cuerpo y alma a darle a nuestro país su primera corona en este tipo de eventos.
Cuando la victoria llega tiene muchos héroes. Muchos autores. Muchos padres. Por el contrario la derrota es huérfana. Es bastarda. No tiene padre, y muchas veces tampoco madre. Nadie asume la responsabilidad de la derrota, con la misma hidalguía que la gente suele asumir los triunfos. Los Toros del Este, tuvieron este año, sino la peor, una de sus peores actuaciones desde que están viendo acción en la Liga de Béisbol Invernal de la República Dominicana desde la temporada 1983-84. Los que no conocen la intríngulis de los asuntos internos dicen que Central Romana Corp. No invierte. Que no gasta dinero y que por esa razón el equipo no gana e hizo tan mal papel este año. Nada más incierto, ni más injusto. En esta temporada, me atrevo a asegurar, sin temor a equivocarme que es donde más dinero se ha invertido en nuestro equipo. La inversión realizada por la directiva de Los Toros del Este, estuvo muy por encima de la realizada por los equipos de Los
Gigantes del Cibao, de Las
Estrellas Orientales y de Las
Águilas Cibaeñas. Estando de tu a tu, con lo invertido por Los
Leones del Escogido y por Los
Tigres del Licey en sus respectivas nóminas.
Este año el Estadio
Francisco Micheli, tuvo una remodelación de arriba hasta abajo, donde el terreno, las gramas, el sistema de drenaje, las bocinas internas, las graderías, los palcos, las cabinas de transmision, las oficinas administrativas, el palco de prensa, el palco presidencial, la sala de juntas, los baños, en fin, todo el estadio en sentido general, sufrió una metamorfosis enorme, muy bien vista por la fanaticada y por los mismos jugadores, tanto los locales, como los de los otros equipos que comentaban lo confortable que estaba el área de los club House los cuales en estos momentos, no son segundo de ningún estadio en esta liga. Pero, para la fanaticada nada de eso tiene importancia, si el equipo no gana.
¿ Cuales fueron las razones que llevaron a Los Toros del Este a tener un desempeño tan pobre? ¿ Realmente el equipo era tan malo, como ese récord tan negativo que tuvo? ¿ Qué paso en esta temporada para que tuviésemos una sola pesadilla, de principio a fin?
Antes de responder a esas interrogantes, permítanme recordarles que nuestros vecinos de
San Pedro de Macorís, Las
Estrellas Orientales, no saben lo que es ganar un campeonato desde la temporada 67-68. Hace ya 46 años. En el año que yo nací. Es decir, hay casi dos generaciones de fanáticos Estrellistas, que nunca han podido celebrar el éxtasis de la victoria, porque nunca han ganado, contrario a nosotros los seguidores de Los Toros del Este, que en dos oportunidades hemos celebrado en grande el haber obtenido el título de campeones del béisbol invernal de la República Dominicana. El equipo de
San Francisco de Macorís, es decir Los
Gigantes del Cibao, a pesar de haber sido un equipo competitivo, todavía no han podido saborear su primer campeonato desde su fundación en la temporada 1996-97.
Los Leones del Escogido, que han ganado tres de los últimos cuatro campeonatos, vieron pasar 18 temporadas antes de comenzar a ganar de nuevo bajo la Gerencia de Moisés Alou. De igual manera Las Águilas Cibaeñas, ya van para seis temporadas sin ver a linda y Los Tigres del Licey para cinco. Que les quiero decir con esto, no es tan fácil ganar un campeonato, como la gente piensa.
Durante la hegemonía de Las Águilas Cibaeñas y Los Tigres del Licey de la década de los noventa y del dos mil, en 17 campeonatos el único otro equipo que logró una corona fue el de Los Azucareros del Este de la temporada 94-95. De igual manera en estos últimos cuatro años, aparte de Los Leones del Escogido, el único otro equipo que ha ganado ha sido el de Los Toros del Este de la temporada 2010-11.
Tradicionalmente el equipo de Los Toros del Este, se estructura sobre la base de los siguientes aspectos: El pitcheo. La defensa. El juego alegre que incluye el robo de bases. El juego pequeño, ya que siendo el Estadio Micheli, el play más difícil para conectar jonrones, lo ideal es aprovechar la velocidad, la defensa y el pitcheo, como base fundamental para poder ganar. ¿ Que paso este año? El pitcheo no estuvo a la altura de años anteriores, siendo uno de los peores de la liga. Sobretodo durante el primer mes de temporada, donde lograron compilar un récord nada envidiable en los primeros diez juegos de una victoria y nueve derrotas. Para luego llegar a dos victorias y trece reveses, en sus primeros quince partidos de la temporada. Lo cual implicaba que si querían clasificar a partir de ahí, necesitaban por lo menos ganar veintitrés juegos y perder doce de los treinta y cinco juegos restantes, algo que no era imposible, pero si muy difícil de realizar, ya que prácticamente tenían que ganar dos de cada tres partidos celebrados.
Las lesiones tempranas de
Eugenio Vélez, líder de bases robadas de la temporada pasada, de Hector Gómez, que fue el caballo de batalla del equipo este año, de Jose Ramírez, de
Jose Constanza, de Eduardo Nuñez, de
Ricardo Nanita, le restaron al conjunto una de sus principales armas ofensivas, la capacidad de embasarse y de robar bases. El pobre desempeño ofensivo de
Ricardo Nanita, quien en los dos últimos años sus problemas de lesiones, han hecho mermar bastante a un bate, que cada año esta supuesto a remolcar más de veinte carreras para el equipo. Si unimos a ello, la nueva modalidad que se ha impuesto en la liga de que los jugadores importados sólo vienen por un mes y que en este año con excepción de Joey Terdsolavich, ninguno de los importados rindió los frutos esperados, a pesar de que muchos de ellos venían precedido de buenos números en el béisbol organizado de Los Estados Unidos, pero aquí no pudieron batear. Recuerden, que las dos veces anteriores que el equipo ha ganado, se encontraron con dos verdaderos refuerzos que dieron palos hasta mas no poder, como lo fueron Tod Hollandworsd en el 94-95 y
Andy Dirks, en la temporada 2010-11.
Cesar Puello, aunque defensivamente mostró unas habilidades extraordinarias, no pudo batear el pitcheo de la liga, al igual que
Chris Colabello, a pesar de que ambos fueron campeones de bateo en sus respectivas ligas de Doble A y Triple A, en Estados Unidos.
Esta temporada fue una temporada de transición. Después de once años bajo las riendas de Don Frank Micheli, que logró la segunda corona del conjunto y quien hizo una labor encomiable, los dueños del equipo decidieron dar paso a una nueva directiva. De la directiva anterior sólo
Ricardo Bello y quien escribe quedamos. No tengo ningún tipo de dudas, que bajo las riendas de Luis Rodríguez, su actual presidente, vendrán muchos días de gloria para el equipo y por ende para la fanaticada, ya que se ha comenzado una labor de reestructuración que deberá rendir sus frutos en un futuro no muy lejano. Por desgracia este año, tuvimos que contratar tres dirigentes, dos gerentes generales, en menos de tres meses, fue algo bien difícil, pero necesario, tratando de buscar una reacción positiva, la cual se dio en la parte final de la temporada, pero el récord de dos victorias, trece reveses, de los primeros quince juegos fue demasiado fuerte, para poder remontar como todos hubiéramos querido.
De cara al futuro, ¿ Que puede esperar la fanaticada de Los Toros que tanto sufrió este año? Desde ya la directiva esta trabajando para fortalecer áreas del equipo, que estaban un poco débil. Se va a contratar un adecuado personal para trabajar en Operaciones. Estamos convencido que tenemos un material nativo envidiable. Que se hace necesario el cambio de algunos jugadores. La contratación temprana de un dirigente de calidad, que pueda aglutinar a su alrededor a todo ese talento, esos diamantes en bruto, que sólo le falta ser pulido para brillar con luz propia en el próximo torneo, que juntó con los jugadores veteranos del conjunto deberán tener una mejor química que la de este año. Les aseguro, que la directiva esta trabajando en eso. Vienen mejores tiempos, para todos los que son Toros de corazón, ya no volveremos a ver el Estadio Micheli con sus luces apagadas antes del Round Robin. En vez de decir, ay, que Toros, volveremos a entonar nuestro grito de guerra: Aquí to somos Toros y el que no, que se mude!