Nano también disfruta la corona 20

Nuestro eterno agradecimiento para el inolvidable Renaldo Bodden, quien por seguro celebra junto a nosotros y toda la fanaticada de los Toros, este triunfo de La Romana y del país. ¡Nano, eres Campeón Nacional y del Caribe en el cielo!

Una invitación del editor deportivo de El Nuevo Diario me hace retomar una faceta del periodismo que precisamente nació en este medio. Aquí di mis primeros pasos, aquí inicié como reportero gráfico y aquí escribí hace décadas mi primera columna. Agradezco a Williams Aish el haberme convencido para que así suceda nuevamente.

Para quienes no lo saben, el nombre Deportivamente lo usé en el desaparecido matutino El Siglo, siendo editor de deportes el buen amigo Bienvenido Rojas. Cuando el fenecido hermano Renaldo Bodden llegó al matutino El Día para colocar el sello profesional que le caracterizaba, lo hizo con el nombre que por años llevo registrado en la Oficina Nacional de Propiedad Intelectual. A su solicitud, la respuesta no podía ser otra… la historia así lo consigna hasta días antes de su muerte.

Luego de la conquista del torneo otoño invernal 2019-2020 y la posterior corona en la Serie del Caribe celebrada en San Juan, Puerto Rico, por el equipo Toros del Este, hago referencia a los años que el hermano Nano laboró en el área de prensa para la franquicia romanense, resaltando que, en el lugar de descanso eterno junto al Señor, él también disfruta la corona 20. 

Estoy seguro que hasta el cielo llegaron los tambores, los pitos, las cornetas, la caravana y ese hermoso trofeo que tanto anhelaba la casa que le alojó como fino periodista en los últimos años de tu vida. Sé que lo disfruta en grande.

Raymond Abreu el timón

Reconocer en Raymond Abreu y su equipo de trabajo conformado entre otros por Jesús Mejía, Frank Gonzalvo, Arturo De Oleo, Arturo de Freites, Hector Borg y Jatnna Rodríguez, un cuerpo técnico que trabajó todo el año y que supo sacar de abajo en los momentos difíciles que se presentaron en principio. 

La dirigencia de Lino Rivera, con el entusiasmo que impregna a sus jugadores, así como el buen manejo del presidente Luis Emilio Rodriguez y del vicepresidente ejecutivo Jorge Sturla, permitiendo que sus empleados actúen en función de los conocimientos en cada rama, hacen posible la coronación del equipo. No puedo dejar de reconocer el departamento de prensa que dirige Victor Báez y que cuenta además con Antonio Puesan, creativo y manejador de redes. En la narración y comentarios están el fraterno Juan Báez, su hijo Juan Julio, Juan José Rodríguez, Braulio Mejía, Lucas Hidalgo Garó, Amos Anglada, Tomás Cabrera, Lester McKenzie y las voces comerciales que hicieron llegar con profesionalidad las incidencias de cada uno de los partidos celebrados en casa. De igual modo, a una fanaticada que colmó el parque todo el año, animados por Felipe Hunt y Héctor -Cayito- Morla. 

A todos, mis felicitaciones.

El país más ganador

Desde el ingreso de Lidom a la Serie del Caribe en el año 1970 han sucedido muchas cosas; algunas de ellas con episodios no favorables y la gran mayoría dejando un sello de calidad que nos mantiene como el principal país beisbolero si proporcionamos la cantidad de habitantes por kilómetros cuadrados que tiene la isla.

Tigres del Licey fue el primero en traer desde San Juan 1971 la corona que por diez ocasiones ha sabido ganar en el clásico caribeño. A esa, la franquicia dominicana agregó Caracas 1973, Caracas 1977, Santo Domingo 1980, Mazatlán 1985, Miami 1990, Puerto La Cruz 1994, San Juan 1999, Santo Domingo 2004 y Santiago de los Caballeros 2008. 

Las Águilas suman cinco desde que obtuvieron el cetro en Hermosillo 1997, Puerto La Cruz 1998, Culiacán 2001, Carolina 2003 y nuevamente Carolina en el año 2007.

Para Leones del Escogido, la alegría de una corona tuvo su primera celebración en Santo Domingo 1988, siguiendo Miami 1990, Isla Margarita 2010 y Santo Domingo 2012, la más reciente desde que Toros del Este trajo la 20 el pasado viernes 7 en San Juan, Puerto Rico.

Lo que viene para Mazatlán 2021 es impredecible. Ahora bien, el entusiasmo que han vivido los dominicanos de aquí y de allá no puede en modo alguno descender hasta un letargo de siete años consecutivos sin traer la corona número 21 al suelo patrio.